sábado, 22 de septiembre de 2007

¡Lavate bien las manos, eh!


Hace un par de semanas un amigo y colega me dio la mala noticia de que le habían descubierto cancer de hígado. Hace unos años él había pasado por una situación similar que por suerte terminó bien. Pero la anécdota viene ahora: Resulta que cuando le descubren esto, va al clínico, al cirujano y al oncólogo que lo habían tratado anteriormente y los tres coinciden en que debe operarse.

Mi amigo se maneja con la obra social de la facultad donde damos clases, y cuando ocurren este tipo de cosas un auditor de la mutual debe aprobar la operación. La cuestión es que tuvo que ir a audiencia con esta persona para pelear la operación. Increiblemente el auditor dudaba de la conclusión que habían tomado los 3 profesionales (o más bien quería evitar cargar con problemas en caso de que las cosa salgan mal) y recomendaba hacer varios estudios previos.
Mi colega, ingeniero, le explicó que aplicar la lógica y el sentido común era parte de su profesión y le preguntó: ¿qué sentido tenía seguir haciendo estudios cuando ya estaba todo confirmado y analizado..? Y agregó que hacer más estudios es volver a transitar el mismo camino para llegar a la misma conclusión, y cuando autorizara la operación probablemnte se habría perdido mucho tiempo. El auditor sin mas remedio, abrió la canilla, sacó el jabón y dijo: "Si usted quiere que apruebe esta operación tendrá que firmarme este consentimiento". A lo cual mi amigo respondió: "Me parece lo correcto, así si pasa algo, usted tendrá la conciencia tranquila, y yo estaré tranquilo de que lo que pasó fue por propia decisión".

2 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

El sistema de salud es perverso y los Auditores son la cara visible de un mecanismo que funciona en la medida en que uno esté sano.

Pablo dijo...

Y si Condesa, lamentablemente el gobierno no hace nada sobre ellos, almenos que nos favorezca.