Manejar en la capital no es tarea fácil ni tampoco placentera, sobre todo cuando hay que hacerlo diariamente. Mucho tráfico, semáforos desincronizados, gente apurada, y como si esto no fuera suficiente se suman los colectivos y los taxis, dos casos particulares sobre los cuales quiero hablar.
Comencemos por los colectivos, nuestros amigos grandulones suelen aplicar la ley del más fuerte tirándonos el bondi encima, pero a pesar de esto podemos conocer sus movimientos de antemano y hacer nuestro manejo más simple: Siempre debemos tener en cuenta que cuando llegue su parada de pasajeros se tirarán a la derecha sin importar lo que pueda haber, y cuando arranquen irán a babor sin dudarlo, con lo cual solo tenemos que registrar estos dos movimientos, ya que de una parada a otra su circulación será en linea recta, aunque claro, las paradas están cada 2 cuadras.
¿Pero que hay de los taxistas? Con ellos no tenemos tanta suerte como con los primeros, sus movimientos son infinitos e impredecibles, pero podemos sacar algunas cosas en claro: Por ejemplo cuando el taxi va con pasajeros, manejarán a la mayor velocidad posible, haciendo zigzag, y llevándose lo que venga por delante como si los pasajeros siempre estuviesen apurados. Pero si van sin pasajeros el tema cambia drásticamente. La velocidad max. se reduce a 20 km/h y siempre cirulando pegaditos al cordón, eso si, a pesar de su baja velocidad no hay nada que los detenga, es como si pasar el cambio fuese una ardua tarea ,entonces, si algo se les antepone se abrirán a la izquierda sin importar lo que venga atrás, (no olvidemos que los espejos solo los tienen para ver chicas) eso sí, la velocidad no variará.
!Como conclusión sugeriría que mientras más lejos de ambos mejor, y sinó saquemos uno de 0,80 $ y listo!
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