Ayer miré el segundo capítulo de "TV por la identidad", programa que narra la lucha por la recuperación de los nietos apropiados durante la última dictadura. Al ver el primer capítulo me dio muchas ganas de llorar, ayer un poco menos, pero lo que nunca dejo de sentir al escuchar, conocer y aprender de este tema es un repudio tremendo hacia los militares.
Sé que muchos de ustedes en este momento están diciendo: pero hay militares buenos y militares malos, asi como cuando uno habla de los villeros y dice, pero hay trabajadores y hay chorros. Lamentablemente con los militares no puedo asimilar las dos mitades, si bien he conocido buenas personas militares, y muchos amigos míos tienen padres militares, les pido disculpas, pero no los puedo clasificar de otra manera, quizá el pasar del tiempo me permita tener una visión más amplia de estas personas.
5 comentarios:
Es políticamente incorrecto que lo diga, pero creo que es hora de comenzar a aflojar con el machaque sobre los militares. Ya hay una camada de jovenes oficiales que nada tienen que ver con los horrores que se cometieron en el "proceso". Es cierto, en lo personal, todo lo que tenga uniforme me causa escozor pero entiendo que la justicia esta trabajando para meter presos a los genocidas, es una pena que no sea justa y castigue a los dos bandos por igual, pero bueno, todo llega.
Fernando: es imposible juzgar a los dos bandos por igual porque no se puede establecer igualdad de condiciones entre ambos. El terrorismo de Estado es superlativamente peor.
Tal vez, si en su momento, los militares hubieran juzgado y condenado estaríamos hablando de otra cosa.
Estamos de acuerdo con que hay una oficialidad joven que no está asociada a aquellos horrores, pero también es cierto que muchos de aquellos responsables siguen siendo sus maestros.
Sin justicia no hay paz. Juicio justo para los responsables (todos; militares, sacerdotes, civiles), aparición de los desaparecidos y desarticulación de los cuadros que aún hoy están operativos. Jorge Julio López puede dar testimonio en ausencia.
Siempre van a existir los malos y los buenos en todos lados, militares, como no militares. Insisto, he conocido buenas personas que son militares, pero como vos decís Fer ver esos uniformes me causa escozor. Ojalá en estas nuevas generaciones vayan quedando más de los buenos que de los aprendices de los malos y no tengamos que volver a vivir un Julio Lopéz o una larga lista de la Conadep y obviamente que se haga Justicia.
Condesa, justicia para TODOS. Estoy de acuerdo, sin castigo no puede haber reconciliación. Con odio y rencor, tampoco puede haber reconciliación, agrego. Sería feliz, viendo a Firmenich tras las rejas. Hubiera sido feliz viendo a Galimberti en el banquillo de un juicio justo, sometidos a juicio no solo por los crimenes que cometieron tanto contra las personas como económicos sino por las traiciones perpetradas contra sus camaradas. De todo esto hay pruebas por doquier, por donde se mire. Tuve una visión bastante sensata de la historia por parte de mi viejo, un activo miembro del socialismo popular, que supo recibir en su casa a una abuela de Plaza de Mayo, a Estela de Carlotto y a Don Alfredo Bravo. Lamentablemente nuestro pueblo estará condenado por siempre a renegar de su historia, a desentenderse de su responsabilidad como actor protagónico de todos los sucesos. Asi es que hoy por hoy se escucha a "loros" denostar a Sabato porque en algun momento tuvo palabras amables para con la Junta, o a gente que desconoce que los gobiernos militares en algún momento gozaron de la simpatia y aprovación del populacho. Claro, esta gente desconoce que mas de la mitad voto a Menem, y 2 veces!.
Jaja, bueno, no nos vayamos por las ramas, la historia es compleja como para simplificar. "Justice for all". Le tengo mucho asco a la policia pero trato de no entonar estribillos de los Pibes Chorros delante de mi hija.
Sí Fernando, Justicia. Esa señora de ojos vendados y balanza con igual medida para todos (aunque algunas voces mentirosas quieran presentarla con el nombre de venganza y, esta sí, es hija del odio y el rencor).
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